miércoles, 6 de junio de 2012

¿A qué “mono” nos parecemos?


Ayer asistí a una conferencia sobre “las claves para conocer la condición masculina”, me sorprendió gratamente. el Dtor. Pep Pomeral, andrólogo del Institut d’Andrologia i medicina sexual . Ponente que hizo un gran despliegue de conocimientos y un brillante orador que consiguió cautivar a los asistentes y arrancar más de una sonrisa, cuando no carcajada.

Nos explicó que la “vocalización copulatoria femenina“ tiene su origen en el tiempo en que las mujeres necesitaban ser fecundadas a toda costa, por lo tanto procuraban copular con el máximo de hombres posibles, gimiendo, como lo llamamos ahora, para atraer a más machos con los que copulaban después. A su pregunta de porqué los hombres no gritan, él mismo, en clave de humor, se contestó: porque no son capaces de hacer dos cosas a la vez.

Comparando nuestro comportamiento sexual con el de nuestros parientes primates, parece ser que nos asemejamos más a el bonobo . Las hembras no están sometidas a periodos de celo sino que tienen receptibilidad constante. Son auténticos acróbatas sexuales y realizan posturas de lo más variadas. Practican sexo oral, felaciones, masturbaciones. Resuelven problemas a través de las relaciones sexuales…..

En cuanto a la calidad del esperma tiene que ver con la competencia espermática, cuantas más hembras para sí solo, menos necesidad de que “sus soldaditos” sobrevivan o peleen dentro de la vagina para llegar a fecundar el óvulo. Por ejemplo, las medidas de los testículos el gorila, que no tiene competencia por haber un macho dominante, sus testículos pesan 400 gr., los del Bonobo 113 gr., y los del hombre 42,5 gr.

Es imposible acordarse de todo lo que dijo, pero tal vez una de las cosas más interesantes para la mayoría de los asistentes es que la andropausia, no existe y sólo a partir de los 70 años puede empezar a disminuir su capacidad reproductiva. Yo añado que sólo es cuestión de estímulos, es decir que quien crea que a partir de cierta edad desaparece, o no apetece, actividad sexual, debe buscar otras causas no siempre fisiológicas o físicas.

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