Sant Jordi
Dice la leyenda que cuando un dragón avanzaba para devorar la presa que ese día le habían ofrecido los habitantes de Montblanc para calmar su hambre, y que en esta ocasión era una princesa, surgió de la nada un valiente caballero, montado en un caballo blanco que, espada en mano, descargó contra la horrible criatura hiriéndola mortalmente y rematándola con un golpe de lanza, evitando de esa manera que la princesa fuese devorada.
Cuentan que mientras el animal se desangraba, del charco que se iba formando nació un rosal del que brotaron rosas rojas, Jorge, el valiente caballero, regaló a la princesa una de esas rosas.
Una leyenda romántica que impregna el aire el día de Sant Jordi en toda Catalunya y a todos aquellos que este día regalan rosas, siendo recompensados con libros por aquellas a las que antes obsequiaron.
No se sabe con certeza cuándo se empezaron a regalar rosas el día de Sant Jordi. Hay constancia de que ya en el siglo XV, los hombres regalaban rosas a sus enamoradas, ya que la rosa roja simboliza la pasión, y la espiga que a veces la acompaña, la fertilidad, con lo cual este acto era toda una declaración de intenciones.
La rosa se unió a Sant Jordi, y hoy en día perdura la costumbre de regalar una rosa con una espiga, aunque actualmente, tanto hombres como mujeres regalan y reciben rosas y libros.
El día de Sant Jordi permite, además, que lectores y autores podamos estar en contacto en un ambiente festivo y cultural. Y que algunos afortunados consigan regalar un libro dedicado por el autor a sus enamorad@s. Según los libreros en un solo día se concentran en 10% de las ventas de todo el año, seguramente muchos de los libros regalados no serán leídos (no olvidemos que vivimos en uno de los países donde menos se lee de toda Europa), pero si algunos deciden leer, aunque sólo sea por complacer a quien se lo regaló, bienvenido sea el día de Sant Jordi.