Según la OMS 140 millones de mujeres han sido mutiladas.
Según la ONU 120 millones de mujeres han sido mutiladas.
Según Unicef 130 millones de mujeres han sido mutiladas.
Según Wassu 140 millones de mujeres han sido mutiladas.
Según Wikipedia 135 mill. de mujeres han sido mutiladas.
Según Amnistía 135 mill. de mujeres han sido mutiladas.
Ésta semana, en la que se ha celebrado el día internacional de tolerancia cero con la Mutilación Genital Femenina, he asistido y organizado algunas conferencias. Impotente, como siempre en estos casos, he constatado una vez más, que no siempre quien más subvenciones y ayudas recibe para realizar un trabajo, es quien más resultados consigue.
Carmín-MGF no sabe el número exacto de mujeres que han sido mutiladas, lo que realmente nos importa es cuantas podemos evitar que sean mutiladas. No tenemos fondos para investigar el pasado, y si los tuviésemos, los utilizaríamos para evitar que siguiese pasando y conseguir un futuro mejor para ellas.
¿Cómo puede gastarse esa cantidad ingente de dinero sólo para hacer estudios que van cambiando según la fuente consultada? No sólo es deshonesto, sino que ofende a las asociaciones que realmente intentan trabajar “sin ánimo de lucro”, y lo que es más importante, no impiden que las niñas sigan siendo mutiladas. Por lo tanto, a mi entender, es convertirse en cómplice de estas prácticas, por incompetencia o por interés económico.
¿Porqué no se empiezan a depurar también las ONG’s y sus presidentes o dirigentes? Si esto se hiciese, e investigasen los patrimonios personales de estas personas, sobre todo en los países donde trabajan, tal vez se descubriría porqué no se obtienen mejores resultados en muchos lugares donde éstos operan. Y si los resultados obtenidos no son fruto de la avaricia de algunas personas, sino por pura incompetencia, deberían ser apartados de su trabajo, o por lo menos dejar de recibir ayudas y subvenciones.
No es difícil conseguir avances en pequeños países, Gambia por ejemplo con 1.825.000 de habitantes, bastantes de los cuales ya no viven allí. Conseguir resultados positivos si se trabaja desde el respeto y la comprensión, aportando la información y educación adecuada y no imponiendo, comprendiendo su idiosincrasia para después adaptar el método de trabajo de "mentes occidentales" y, sobre todo, dedicando todos los recursos obtenidos al fin previsto, con el objetivo de mejorar no sólo la vida de las niñas africanas y su comunidad, sino de la humanidad en general.