Más por cuestiones de salud que de estética, acostumbro a nadar 1500-2000 metros día sí y día no. La piscina me ha ayudado a reflexionar, a tomar decisiones, a eliminar adrenalina, y sobre todo a “pensar y visualizar” mis novelas, las publicadas y las que aún no lo están. El problema llegaba al volver a casa y tener que escribir y ordenar todas las ideas que con ayuda del agua habían aparecido con mucha más fluidez y rapidez de la que mis dedos eran capaces de teclear después.
Deslizándome por el agua he dado forma a proyectos y sueños, posiblemente por esa sensación de cierta ingravidez corpórea y del “todo es posible” que flotar sobre el agua proporciona. Alguna vez me ha pasado, como hoy, que he aprovechado esa sensación de aislamiento para “repasar“ la conferencia a la que asistí ayer. Una conferencia con grandes ponentes, pero sobre todo, grandes personas con una visión parecida a la mía de enriquecimiento de la comunidad, de la
“autoexplotación” de lo mejor de sí mismo dentro del respeto y la equidad para todos.
Son pocas las personas con las que he compartido mis aventuras y desventuras de los últimos cinco años, momento en que decidí dar un giro a mi vida y dedicarme a la literatura, a la vez que emprendía un compromiso social importante, que entiendo, todas las personas con capacidad de influencia en la sociedad deben asumir.
Casi todos con los que he compartido mis vivencias de estos últimos años, algunos sorprendidos, otros no tanto, estaban de acuerdo en que había material para
escribir una novela casi de ciencia ficción y, aunque nunca me lo planteé seriamente, tal vez por pudor, hoy, mientras nadaba, no sólo decidí que debía atreverme, sino que, entre brazada y brazada, me vino a la cabeza el título de mi próxima novela, igual que aparecieron las anteriores.
“Carmín, el lado oculto” historia que parecerá surrealista para algunos, otros pensarán que es imposible que tantos despropósitos hayan podido pasar a una sola persona y en tan poco tiempo. Habrá quien tiemble pensando en sus consecuencias (para ell@s claro), pero tod@s debemos ser consecuentes con nuestros actos y atenerse después a los resultados, por lo tanto, cada cual tendrá lo que se merece.
“Carmín”: convertida en
mi mayor sueño y mi peor pesadilla, saldrá a la luz por una necesidad de liberación y profilaxis de todo lo acaecido en mis últimos años, tal vez como terapia, seguramente como reflexión; pero sobre todo, porque creo que puede ayudar a muchas personas a no cometer los mismos errores que he cometido yo. El exceso de confianza, la ingenuidad, el creer todo aquello que, tal vez porque quería o necesitaba escuchar, no puse en duda, y que personas tan habilidosas como malévolas, aprovecharon en beneficio propio.
Soy consciente de que algunas personas perderán su credibilidad, seguramente su trabajo y sus empresas y tal vez ello es lo que me frenaba porque nunca he sido vengativa ni he creído que el mal con mal se paga, pero considero que también es un acto de responsabilidad social evitar que otras personas puedan caer en sus redes sin darse cuenta.
Siempre he dicho que tengo memoria selectiva, una manera elegante de reconocer que mi memoria no es prodigiosa, sobre todo para los nombres aunque sí soy muy fisonomista. Esto me ha provocado alguna situación incómoda, como ver al otro lado del semáforo alguien que me sonreía y no recordaba quién era, de tal manera que no sabía si tenía que saludarle con un apretón de manos o un beso e intentaba recordar mientras la luz cambiaba de color.
Afortunadamente soy muy metódica y, gracias a mi agenda y al archivo de mis correos electrónicos, soy capaz de reconstruir no sólo los hechos y las palabras más relevantes, sino las escenas y emociones del momento en que sucedieron. Por lo tanto “
Carmín, el lado oculto”, aunque de manera novelada,
cuenta con el soporte documental, mal que pese a algún@s, de todo lo acaecido y la veracidad de lo detallado si ello fuese necesario de demostrar en algún momento.
Con ilusión y entusiasmo, como siempre que empiezo un nuevo libro, recordaré y visualizaré las escenas, aunque algunas sean dolorosas, porque esta vez no puedo tomar distancia, al no ser sólo un personaje más sino la protagonista. Intentaré ser objetiva, la documentación almacenada me ayudará a ello, para que sea el lector quien juzgue.
Daré prioridad a esta nueva obra y dejaré de lado los borradores de “Dos amores” y “No llores niña”, espero que pronto pueda
compartir en mi web uno de los capítulos de “Carmín, el lado oculto”