lunes, 24 de octubre de 2011

Igualista


Ni machista, ni sexista, soy igualista.

Hace poco, en el transcurso de unas conferencias a las que asistía sobre Mutilación Genital Femenina, uno de los ponentes –hombre–, se presentó y dijo: soy feminista, esto creó precedente, y a partir de ese momento tod@s los que se presentaban decían ser feministas después de presentarse. Naturalmente nadie dijo ser machista, pero sí que es cierto que cuando yo dije que no era feminista tod@s me miraron mal.

Aplaudo a las primeras feministas, y son de admirar todos los logros conseguidos durante el siglo XX para que la mujer pudiese tener igualdad de oportunidades y derechos, pero en la actualidad –hombres y mujeres– tenemos otros retos.

Hoy día, la palabra feminista es mal entendida por algunos e interpretada como contraria al machista, o sea, aquella actitud de prepotencia de los varones respecto a las mujeres, es decir: la actitud de prepotencia de las mujeres respecto a los hombres. Sin duda no es ese su significado, pero es así como muchos –sobre todo hombres– lo interpretan por ser contrario a sus intereses, y por lo tanto, incluso los que no son machistas adoptan una actitud crítica y de rechazo hacia las mujeres que se declaran feministas.

Yo soy una persona y es así como quiero que los demás me vean, soy una persona de sexo femenino con todo lo inherente a ello, ni mejor ni peor por razón de mi sexo, sino, en todo caso, de mis acciones y capacidades.

Es por ello que me declaro igualista, y reclamo que se me valore y evalúe por mis capacitaciones como profesional, por mis acciones como persona, no por el hecho de ser mujer. Es posible que me equivoque, pero estoy segura que muchos hombres que ahora miran con reticencia a algunas feministas, con lo cual éstas los tachan de machistas, estarían de acuerdo en identificarse dentro de este nuevo concepto: igualista, (por cierto, el Word me avisa de un error ya que esta palabra no existe), tal vez deberíamos reivindicarla.

Ningún tipo de sexismo nos ayudará a crecer, entendiendo que debe aprovecharse el potencial de cada persona, independientemente de su sexo, para lograr una sociedad más sana y equitativa. Ni es justo que las leyes perjudiquen a los hombres –que demuestren su capacidad y responsabilidad– en materia de custodias tras separaciones, por ejemplo. Ni es bueno que por el simple hecho de ser mujer, se favorezca a algunas sin necesidad de demostrar su capacidad para asumir las mismas funciones –ojo, dejo claro que se adopta una postura sexista que en unas ocasiones favorece a unos y perjudica a otros y viceversa– y por eso pongo este claro ejemplo.

Por lo tanto, vuelvo a decir que a partir de ahora, me declaro igualista, ahora sólo falta que pidamos que la RAE acepte este término y que el Word deje de avisar de que esa palabra no existe.

Al fin y al cabo, el artículo 1º de la Declaración de los Derechos Humanos dice:
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Sin aclarar si son humanos “hombres” o humanos “mujeres”

9 comentarios:

  • Mary Hermo Torrado dijo...

    Estoy totalmente de acuerdo contigo, considero que las primeras feministas lucharon contra lo que semejaba imposible y consiguieron sus objetivos, por lo cual actualmente el término “machista” y “feminista” quedan fuera de lugar pues lo único que debe ver la sociedad es a la persona independientemente del sexo, se debe valorar la capacidad personal para realizar cualquier tipo de actividad tanto en el ámbito laboral como en el ámbito familiar.
    En cambio considero que en otras culturas con religiones y costumbres ancestrales se debe seguir luchando por conseguir la equidad entre mujeres y hombres, el mero hecho de que una mujer conduzca un vehículo en algunos países es castigado tan duramente que nos podemos echar las manos a la cabeza, o el hecho de que las mujeres tengan derecho a una educación universitaria, etc.
    Por todo ello considero que el término adecuado es luchar por la igualdad de derechos y deberes a nivel mundial.
    No me considero ni feminista ni machista, soy una persona y no por ser mujer quiero un trato diferente, de igual modo no me gusta que me traten de “discapacitada” por el hecho de estar en silla de ruedas, tan solo soy una persona con diversidad funcional y no creo que por ello deba de tener ni más ni menos derechos.
    Un saludo para Carmen Robles.

    carmenrobles dijo...

    Estoy totalmente de acuerdo contigo Mary, afortunadamente gozo de todas mis capacidades, pero si alguna de ellas estuviese disminuida no querría que ello constituyera mi rasgo diferenciador y limitador, en vez de que se apreciasen todas aquellas en plena potencia que podría aportar a la sociedad.

    Felicidades por tu fuerza y positividad, no como discapacitada, si no como persona plena que acepta sus limitaciones y potencialidades.

    Unknown dijo...

    Una gran reflexión y un gran artículo.

    Salud

    Mary Hermo Torrado dijo...

    Solo aclararte un pequeño detalle, yo soy persona ante todo y no soy ni más fuerte ni más positiva que ninguna otra persona, simplemente lucho cada día contra la incomprensión de las gentes que lo primero que ven es una silla de ruedas y luego a medida que van tratándome se dan cuenta de que soy como ellos con virtudes y defectos, con sentimientos, y sobre todo realista ante las dificultades con las que se encuentra cualquier persona día a día y que no es otra cosa que el envoltorio que ven los demás sin apreciar las capacidades que cualquiera pueda desarrollar, por poner un breve ejemplo: Una persona con obesidad envía su currículum para un puesto de trabajo en el cual estará de cara al público, y dicho currículum es el mejor pero ni le dan la oportunidad de una entrevista personal para conocer sus aptitudes y su experiencia, y ¿por qué?, la respuesta es sencilla: no da los cánones de belleza ni tiene una talla 36.
    En mi caso lucho contra la injusticia cercana, contra la que aún puedo intentar ayudar de alguna manera.
    Y en el caso de las personas con diversidad funcional no somos discapacitados, pues tenemos capacidad para realizar múltiples actividades, desde el hecho de estudiar, trabajar si nos dan la oportunidad, etc.; y en este campo una de las luchas son las múltiples barreras y no solo arquitectónicas, acústicas, visuales…. Son las trabas que nos imponen para demostrar toda la valía y capacidad que tenemos, trabas que nos impone la propia sociedad en la que vivimos y siempre nos vemos en la obligación de demostrar y superar muchas más pruebas que otras personas o que nos traten con displicencia e incluso en algunos casos que nos hagan sentir que somos menos capaces para aprobar oposiciones y tengan reservadas plazas para nosotros. Es un tema del cual podríamos conversar largas horas, pero tú blog no trata de este tema y no es el momento ni el lugar para esta conversación.
    Gracias por permitirme dejar mis comentarios y este en particular a pesar de no tratar sobre el artículo que habías escrito.
    Un saludo.

    Pere dijo...

    Si “igualista” significa "ser igual a...", entonces no me has convencido, porqué me recuerda a algunas mujeres que creían ser feministas porqué reivindicaban ser "iguales a los hombres" Esto es absurdo. ¿Qué mujer quiere ser igual a un hombre? Si yo fuera mujer, jamás querría ser como un hombre. Desde mi punto de vista masculino, pienso que una mujer ha de desear ser mujer, y estar muy orgullosa de serlo ¿O es que acaso piensas que ser mujer es menos que ser hombre? La igualdad ha de exigirse en cuanto a que todos y todas tengamos las mismas oportunidades, sean las que sean, y seamos respetados y respetadas de la misma manera.

    Si yo fuera mujer, en vez de exigir igualdad, reivindicaría la diferencia.

    carmenrobles dijo...

    Pere, yo, y creo que la mayoría de las mujeres no queremos ser iguales a los hombres, afortunadamente como mujer tengo muchas cosas a las que nunca renunciaría porque, además, creo que debemos cumplimentarnos. Sencillamente me considero persona -con todo lo positivo y negativo que pueda haber en mí- y quiero que se me vea como tal y no que se me encasille por mi sexo, sobre todo porque no me identifico con los referentes femeninos antiguos y no me gustan los roles feministas que algunas han asumido y que considero bastante extremistas... Por eso digo que no soy machista ni feminista, soy igualista, no igual... Una cuestión de concepto, tal vez algún día la RAE decida incluir este término y le dé un significado diferente al que yo entiendo. Soy una persona (sobre todo) de sexo femenino y me gustan las personas (sobre todo) de género másculino... Pero ante todo me gustan las personas y no las juzgo por su sexo, sino por sus acciones y meritocracia.

    Mary Hermo Torrado dijo...

    Quizás no se ha comprendido el significado que Carmen y otras muchas personas, le dan al término "igualista" no por su significado en sí, lo que podría decirse igualdad personal sin diferencias de sexo, creencias, culturas o prácticas.
    Yo digo que me gustan las personas indiferentemente del sexo, etc; quiero que me vean como una persona y no sólo como una mujer, quiero que me valoren por mi capacidad de trabajo, por mis méritos tanto a nivel laboral como familiar.
    Yo no quiero ser igual a un hombre, antes que mujer me considero persona al mismo tiempo que antes de ver a un hombre veo a la persona que es.
    SOMOS PERSONAS CON SENTIMIENTOS, PENSAMIENTO, APTITUDES, CAPACIDAD DE RELACIONARNOS ETC, ESO NO NOS HACE DIFERENTES A LOS HOMBRES DE LAS MUJERES, ESO NOS CONVIERTE A TOD@S EN SERES HUMANOS.

    carmenrobles dijo...

    Totalmente de acuerdo Mary, el problema es la necesidad de encontrar un término que defina. Afortunadamente todos somos personas, pero no iguales, y precisamente esas diferencias son las que nos complementan y enriquecen, lástima que no se entienda así.

    JUAN JOSÉ SOTO dijo...

    Interesante punto de vista que comparto Carmen. Las "paranoias" absurdas de algunas personas que ven tras cada hombre a un monstruo infrahumano al cual hay que "desaparecer y exterminar de la faz de la tierra", o tratar a los hombres en general como "engendros abominables" sin darse cuenta que la monstruosidad de corazón, de mente o de alma no es exclusiva de un género.
    Me declaro querida Carmen simplemente un ser humano "igualista" como planteas. Un abrazo desde Perú.

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