domingo, 29 de abril de 2012


Cambiemos el discurso de una vez.


Diariamente me llegan artículos y comentarios “sexistas”, que públicamente van apareciendo, y digo sexista y no machistas o feministas, porque no me identifico con ninguno de estos términos y me fastidian en igual medida… Como mujer que escuchó y aplaudió discursos feministas en su juventud hace 30 años -cuando tocaba esta reivindicación en nuestro país- , como madre de una hija a la que intento educar en la meritocracia, independientemente del sexo de quien lo ostente, me fastidia que se siga con un discurso obsoleto del que ya es hora que nos liberemos, porque de no ser así seguiremos consolidando posturas que no interesan en absoluto a la sociedad actual.

Ni todos los hombres son violadores ni maltratadores en potencia, ni todas las mujeres víctimas potenciales -también lo he repetido infinidad de veces-, mientras algunas mujeres sigan con un discurso victimista, estaremos propiciando que aquellos que se creen “superiores” hagan todo lo posible para seguir siéndolo y utilicen sus armas “la fuerza” para seguir manteniendo a raya a algunas mujeres que no quieren asumir la responsabilidad de liberarse y ser responsables de sí mismas y sus actos.

He repetido hasta la saciedad que “sólo los mediocres y loscobardes, incapaces de convencer con sus palabras o sus actos, utilizan la violencia para imponer su voluntad”. La única cosa en la que los hombres (generalizando) superan a la mujer (generalizando también), es en la fuerza física, y utilizándola con personas más débiles (físicamente) que ellos, lo único que demuestran es su propia inferioridad.

Pienso lo mismo de algunos gobernantes o líderes de algunas comunidades, asociaciones, etc. .. No es lo mismo ganarse la admiración de los demás; demostrando su bondad, su inteligencia y en definitiva su derecho a ejercer u ocupar el liderazgo de la comunidad que representan, que aquellos que atemorizan o someten mediante la fuerza a sus “súbditos”. Está claro que los inteligentes y bondadosos conseguirán que sus seguidores le admiren y sigan su ejemplo y sugerencias. Los otros, los que no tienen manera de conseguir el respeto, la admiración, el seguimiento de su comunidad, sólo pueden ostentar el poder mediante el yugo más abyecto.

Tengo la gran fortuna de haber nacido en un lugar donde tengo la opción de decidir cada día cómo vivir mi vida, sólo soy una persona más, nací mujer ; y como persona, no como mujer, tengo el derecho y también la obligación de apoyar y luchar día adía por los más débiles, casi siempre mujeres, niños y ancianos, que tuvieron la mala suerte de nacer en otros entornos menos desarrollados, donde la falta de educación sigue haciendo creer que la fuerza física es un rasgo de “superioridad”, cuando en realidad sólo consigue que algunas personas (más fuertes) sigan estancadas por cobardía y miedo a no poder demostrar ninguna otra “superioridad”.

Todo aquel que subyuga a otro ser humano abusando de su fortaleza física, sea hombre, mujer o niño, sólo está manifestando su miedo, su cobardía y su inferioridad, sería bueno para todos empezar a cambiar el discurso para que las nuevas generaciones no se sintiesen condicionados por roles que ya deberían estar obsoletos.