miércoles, 17 de octubre de 2012

“Carmín”, mi mayor sueño, mi peor pesadilla

Más por cuestiones de salud que de estética, acostumbro a nadar 1500-2000 metros día sí y día no. La piscina me ha ayudado a reflexionar, a tomar decisiones, a eliminar adrenalina, y sobre todo a “pensar y visualizar” mis novelas, las publicadas y las que aún no lo están. El problema llegaba al volver a casa y tener que escribir y ordenar todas las ideas que con ayuda del agua habían aparecido con mucha más fluidez y rapidez de la que mis dedos eran capaces de teclear después.

Deslizándome por el agua he dado forma a proyectos y sueños, posiblemente por esa sensación de cierta ingravidez corpórea y del “todo es posible” que flotar sobre el agua proporciona. Alguna vez me ha pasado, como hoy, que he aprovechado esa sensación de aislamiento para “repasar“ la conferencia a la que asistí ayer. Una conferencia con grandes ponentes, pero sobre todo, grandes personas con una visión parecida a la mía de enriquecimiento de la comunidad, de la “autoexplotación” de lo mejor de sí mismo dentro del respeto y la equidad para todos.

Son pocas las personas con las que he compartido mis aventuras y desventuras de los últimos cinco años, momento en que decidí dar un giro a mi vida y dedicarme a la literatura, a la vez que emprendía un compromiso social importante, que entiendo, todas las personas con capacidad de influencia en la sociedad deben asumir.

Casi todos con los que he compartido mis vivencias de estos últimos años, algunos sorprendidos, otros no tanto, estaban de acuerdo en que había material para escribir una novela casi de ciencia ficción y, aunque nunca me lo planteé seriamente, tal vez por pudor, hoy, mientras nadaba, no sólo decidí que debía atreverme, sino que, entre brazada y brazada, me vino a la cabeza el título de mi próxima novela, igual que aparecieron las anteriores.

“Carmín, el lado oculto” historia que parecerá surrealista para algunos, otros pensarán que es imposible que tantos despropósitos hayan podido pasar a una sola persona y en tan poco tiempo. Habrá quien tiemble pensando en sus consecuencias (para ell@s claro), pero tod@s debemos ser consecuentes con nuestros actos y atenerse después a los resultados, por lo tanto, cada cual tendrá lo que se merece.

“Carmín”: convertida en mi mayor sueño y mi peor pesadilla, saldrá a la luz por una necesidad de liberación y profilaxis de todo lo acaecido en mis últimos años, tal vez como terapia, seguramente como reflexión; pero sobre todo, porque creo que puede ayudar a muchas personas a no cometer los mismos errores que he cometido yo. El exceso de confianza, la ingenuidad, el creer todo aquello que, tal vez porque quería o necesitaba escuchar, no puse en duda, y que personas tan habilidosas como malévolas, aprovecharon en beneficio propio.

Soy consciente de que algunas personas perderán su credibilidad, seguramente su trabajo y sus empresas y tal vez ello es lo que me frenaba porque nunca he sido vengativa ni he creído que el mal con mal se paga, pero considero que también es un acto de responsabilidad social evitar que otras personas puedan caer en sus redes sin darse cuenta.

Siempre he dicho que tengo memoria selectiva, una manera elegante de reconocer que mi memoria no es prodigiosa, sobre todo para los nombres aunque sí soy muy fisonomista. Esto me ha provocado alguna situación incómoda, como ver al otro lado del semáforo alguien que me sonreía y no recordaba quién era, de tal manera que no sabía si tenía que saludarle con un apretón de manos o un beso e intentaba recordar mientras la luz cambiaba de color.

Afortunadamente soy muy metódica y, gracias a mi agenda y al archivo de mis correos electrónicos, soy capaz de reconstruir no sólo los hechos y las palabras más relevantes, sino las escenas y emociones del momento en que sucedieron. Por lo tanto “Carmín, el lado oculto”, aunque de manera novelada, cuenta con el soporte documental, mal que pese a algún@s, de todo lo acaecido y la veracidad de lo detallado si ello fuese necesario de demostrar en algún momento.

Con ilusión y entusiasmo, como siempre que empiezo un nuevo libro, recordaré y visualizaré las escenas, aunque algunas sean dolorosas, porque esta vez no puedo tomar distancia, al no ser sólo un personaje más sino la protagonista. Intentaré ser objetiva, la documentación almacenada me ayudará a ello, para que sea el lector quien juzgue.

Daré prioridad a esta nueva obra y dejaré de lado los borradores de “Dos amores” y “No llores niña”, espero que pronto pueda compartir en mi web uno de los capítulos de “Carmín, el lado oculto”

domingo, 14 de octubre de 2012

La importancia del idioma

Este viernes, a pesar de ser fiesta, tenía una reunión importante como muchos otros fines de semana y días de fiesta que aprovecho para ver a personas que sería imposible reunir en días laborables.

Me sorprendió, al dirigirme al metro, encontrarme con personas envueltas en banderas españolas, hasta que recordé que se había convocado una concentración con motivo de la hispanidad.

Mi comida-reunión, con cinco personas más, transcurrió como siempre en un buen ambiente: comida africana, vino con alcohol y sin él postres típicos y, como no podía ser de otra manera objetivos comunes y buenas intenciones.

Excepto yo, todos eran africanos y, lo que seguramente sorprendería a muchos, aunque para mí es normal, es que nuestras conversaciones pasaban del catalán al castellano y al francés sin que nos diésemos cuenta, dependiendo de quién tuviese la palabra. Las únicas veces que yo no les seguía era cuando, sin darse cuenta, cambiaban al wólof o mandinga, bastaba que yo levantase la mano para que se diesen cuenta que no entendía nada y volviesen a uno de los idiomas en los que yo me comunico habitualmente.

Por la noche, mientras escuchaba en las noticias a los políticos dar su valoración sobre la concentración del medio día, no podía evitar preguntarme, ¿en qué país vivo?, ¿acaso los políticos y la mayoría de los ciudadanos vivimos en países diferentes?, al final pensé que la única diferencia es que yo no vivo de la política y ellos sí, sin importarles decir una cosa un día y al otro, otra totalmente diferente.

Tengo muchos conocidos y algunos, pocos, amigos políticos, con los que cuando hablo de tú a tú, coincidimos en muchos aspectos, lo que no consigo entender es que porqué cuando hablan en representación de su partido pierden su propia identidad. Qué pena que los intereses políticos pierdan a algunas personas haciéndoles olvidar los intereses sociales en los que muchos creen y que supuestamente defienden.

Seguiré expresándome en catalán, en castellano y en francés, ojalá dominase muchos más idiomas, desgraciadamente no es así, pero sigo creyendo que el idioma no es una barrera para las personas inteligentes: cuando quieren entenderse el idioma es lo menos importante, si son inteligentes sabrán encontrar un lenguaje común.

jueves, 4 de octubre de 2012

Egipto y la ablación

Egipto ‘descubre’ que la mutilación genital reduce el placer sexual de las mujeres.

Entiendo que la ignorancia o la falta de información haga creer cosas que no son ciertas, pero lo que más me ha sorprendido de este artículo Materia es que: “En 2005, un estudio de la Universidad de Harvard no encontró evidencias de que la mutilación afectara al placer” ¿dónde están los expertos?

La MGF impide el placer sexual de la mujer ya que la vagina apenas tiene terminaciones nerviosas, por lo tanto es incapaz de recibir placer simplemente con el coito. La estimulación del clítoris consigue la excitación de la mujer, que desencadena la lubricación y facilitará la penetración. La concentración de sangre en los genitales hace que las raíces del clítoris presionen (abracen) la vagina, y la mujer pueda obtener placer, si éste no existe, este proceso es casi imposible de iniciar.

La MGF es irreversible, el glande del clítoris tiene 8000 terminaciones nerviosas (el doble que el glande del hombre), una vez extirpado no se puede recuperar el placer aún efectuando cirugía de reconstrucción, aunque sí es cierto que ésta permite que las relaciones dejen de ser dolorosas.
Creo que dejaré de creer en cualquier tipo de estudio. Tampoco entiendo como los médicos, que supuestamente conocen el funcionamiento de la anatomía humana, sean tan ignorantes en materia de sexualidad femenina.

miércoles, 3 de octubre de 2012

"Sentir" tu nombre

Durante años me he lamentado por no llamarme Estrella, nombre de mi abuela, y que todas mis primas (la mayor de cada familia) se llamen así, hasta tal punto que mis padres, en algunas reuniones familiares, se equivoquen y también me llamen de esta manera.

Relaté en mis novelas las aventuras y desventuras de Estel (Estrella en catalán) inspirándome en la vida de mi abuela, y tantas otras abuelas; mujeres fuertes que lucharon contra las dificultades de la época que les tocó vivir sin dejarse vencer por los infortunios.

Mujeres a las que yo admiro y que he tomado como ejemplo en mi vida, intentando convertir las adversidades en oportunidades y entender su significado cuando se han presentado para superarlas y enriquecerme como persona.

Compartí divertida con los lectores, identificados con mis relatos, anécdotas e historias parecidas de sus propias familias, historias que tal vez nos cansamos de escuchar una y otra vez en las veladas invernales, aletargándonos desinteresados porque no supimos valorarlas en su momento.

Siempre admiré la fortaleza de mi abuela “Estel”, a la que conocí mejor a través del trabajo de investigación realizado entre mi familia para ser rigurosa en el contenido de mis relatos, completado con la información de otras y otros abuelos que accedieron a explicarme pensando, agradecidos, que por fin alguien escuchaba sus “historietas”, como yo y tantos otros nietos llamábamos despectivos a sus relatos.

Últimamente, gracias al interés despertado por personas de otras culturas con las que me relaciono, que después de su nombre me explican su significado con orgullo, tuve curiosidad por saber qué significaba el mío.

Carmen tiene algunas variantes como Carmina, Carmiña o Carmín. Carmen es de origen hebreo y significa “Jardín de Dios”, en latín significa “canto”, “poema” y en árabe significa “viña”, “huerto”, “jardín”. De tal manera que en algunos lugares de España (donde los árabes estuvieron 700 años) a los huertos y jardines se les llama “Carmen”

Ahora, tal vez por encontrarme en un momento sereno de mi vida, en el que he aceptado que todo tiene sentido si sabes encontrarlo y que todo llega en su momento adecuado, he entendido porqué me llamo Carmen y no Estrella.

Finalmente, cuando alguien me pregunte mi nombre, en vez de decir “Carmen” y pensar (aunque me siento “Estrella”), diré “Carmen” y pensaré dichosa (poema, canto, jardín, huerto), porque en estos momentos me siento de esa manera: como un jardín o un huerto fecundo que cultivar para obtener sabrosos frutos que compartir con los que me rodean. Así que a partir de ahora, no sólo me llamo Carmen, sino que me siento Carmen conscientemente.