martes, 3 de marzo de 2015

50 sombras nefastas

Hace unos años, coincidiendo con la gran difusión mediática de 50 sombras de Grey, antropólogos y sociólogos ya vaticinaban que la violencia hacia las mujeres se incrementaría y, desgraciadamente, así ha sido. Son muchos los casos de mujeres maltratadas e incluso muertas reproduciendo alguna escena de la obra.

Sin entrar en la calidad literaria, las escenas están descritas con una falta de rigor y conocimiento asombroso, ya que está plagado de fallos que denotan poca experiencia en la materia, por ejemplo algo tan básico como el sabor del semen, ¿es que quien lo describe no lo ha probado nunca?... O sea, en lenguaje claro y coloquial, ¿esta mujer no ha hecho nunca una “mamada”?, con perdón si ofende a alguien la palabreja.

Actualmente muchas adolescentes vuelven a ver como normal que sus novios las controlen, les digan qué deben ponerse e incluso que les griten si lo desean, considerándolo un acto de amor y que lo hacen porque “las quieren”. De un “plumazo” se han cargado el trabajo realizado por las personas (hombres y mujeres) que consiguieron avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria a base de mucho esfuerzo y reivindicaciones.

Si al Sr. Grey le quitamos sus coches deportivos, sus lujosas casas, su velero, su avión y todo su dinero, queda un depravado narcisista y controlador que se excita y goza sometiendo y causando dolor a lo que él llama sus “sumisas”, que sería recriminado por tod@s.

Subliminalmente nos están transmitiendo que las mujeres permitimos que nos maltraten física y psicológicamente por amor o interés, es denigrante y ofensivo, no sólo para nosotras sino también para los hombres. Los estereotipos que nos transmiten este tipo de historias, sin duda no harán mella en las personas maduras y con amplios conocimientos y experiencia sexual, pero la influencia en personas jóvenes o de escasa experiencia es muy peligrosa, no sólo en su formación sexual sino también como personas.

Disculpan a un maltratador que a su vez fue maltratado de pequeño, pero un maltratador no tiene ningún tipo de disculpa. En realidad, la mujer que permite que la maltraten está fomentando que sus hijos vean como naturales estos actos que repetirán cuando sean mayores, bien como maltratador, bien como maltratada.

Los actos de violencia, física, psíquica y sexual nunca deben perpetuarse a través de la normalización de estos actos, ya sea por medio de la literatura o de imágenes dirigidas al público en general. Es irresponsable y aberrante que el afán de lucro o popularidad de los que lo trasmiten esté por encima del daño que hacen a la sociedad. Sobre todo los más influenciables que intentarán imitar a los protagonistas de vida supuestamente idílica.

lunes, 23 de febrero de 2015

Precariado, la nueva clase social.

Es curioso como algunas palabras entran en nuestra vida con una normalidad pasmosa, nos familiarizamos con ellas y las adaptamos a nuestras vivencias diarias como si siempre hubiesen formado parte de nuestro vocabulario.

La primera vez que escuché la palabra “precariado” durante una comida, reparé en ella porque una amiga francesa preguntó qué significaba. No me llamó la atención que ella no la entendiese, sino que yo supiese perfectamente lo que significaba pertenecer al precariado, desgraciadamente son muchas las personas que conozco que pertenecen a ella.

Maite, la persona que reconocía pertenecer a esta nueva y amplia clase social junto a su familia, tiene 67 años, se licenció en historia y psicología trabajó en diferentes ayuntamientos y estamentos oficiales, pero sigue sin poderse jubilar porque necesita ayudar económicamente a sus dos hijos y nietos, así que hace más horas que un reloj para que ellos no pierdan sus casas y sus nietos puedan continuar sus estudios.

Mi último amigo “fugado” del país tiene 51 años, es ingeniero y domina seis idiomas. Después de perder su trabajo hace cinco años, montó su propia empresa, que cerró dos años después con múltiples deudores que a su vez habían ido quebrando. Jordi ha aceptado un trabajo en París y podrá pasar los fines de semana con su mujer e hija, pero se siente afortunado porque después de tres años volverá a tener ingresos y seguir con el tratamiento odontológico de su hija, ya que el sueldo de su mujer era insuficiente para pagar la hipoteca y los brackets.

El precariado crece cada día más, es la nueva clase social de la que, sobre todo, forma parte la antigua clase media trabajadora, profesionales que con el fruto de su trabajo pagaban sus hipotecas, la educación de sus hijos y sus vacaciones, contribuyendo de esta manera a mantener la economía de un país que cada día está más empobrecido y desesperado.

De seguir así las cosas, no sólo habrá fuga de cerebros (los de nuestros hijos) poniendo en peligro nuestro futuro, sino también de profesionales cualificados que no pueden seguir aportando su experiencia en un lugar donde se premia más el amiguismo que la meritocracia, imagino que por aquello de que pongan en peligro a los mediocres para los que deberían trabajar.

viernes, 6 de febrero de 2015

Carmín, la mejor manera de prevenir es educar.

Hoy es uno de esos días en que me levanto alegre y optimista, empiezo a leer las noticias (hoy miro especialmente las que tienen que ver con la mutilación Genital Femenina) y de pronto empieza a invadirme el pesimismo.

Todo sigue igual, se avanza un poco ilegalizándola en algún país, se detiene a algún medico por practicarla, algunas mujeres africanas se movilizan para trabajar contra ella. Pero, paralelamente, otras más nefastas no me dejan disfrutar de las anteriores cuando leo que el estado islámico ordena la mutilación de dos millones de mujeres .

No veo que las grandes organizaciones hagan nada para evitarlo, de hecho, (a pesar de las ingentes cantidades de dinero que gastan en ello) siguen sin ponerse de acuerdo en cuantos millones de mujeres han sido mutiladas. Según la OMS 140, según la ONU 120, según Unicef 130, según Wassu 140, según Wikipedia 135, según Amnistía 135.

Me pregunto indignada cómo es posible perder en “el recuento” 20 millones de personas, mujeres que desde su más tierna infancia fueron despojadas cruelmente de su más íntima esencia y condenadas para siempre a vivir como una sombra de sí mismas.

Al final, impotente, como tantas otras veces para darme fuerzas, miro la foto de presentación del proyecto Carmín y los objetivos que me propuse al crearlo, recordando la buena acogida que tuvo, reafirmándome en la idea que la única manera de cambiar la situación es la educación. La educación de aquellos que ignoran, pero sobre todo, la educación en valores de una sociedad que cada día los pierde más.

lunes, 26 de enero de 2015

Amor maduro

De vez en cuando asisto a conferencias donde se habla de amor, de sexo, de erotismo o cualquier otra materia que considere puede aportarme algo para mejorar mi trabajo, con el ánimo de que me resuelvan la clave de cómo llegar a encontrar parejas “ideales” para mis personajes.

No es fácil, pero alguna vez me sorprende gratamente la facilidad con que el ponente transmite temas con los que los asistentes no siempre están de acuerdo. En este caso aplaudo la profesionalidad con que el escritor, sexólogo y conferenciante Antonio Bolinches, hizo una “radiografía” desesperanzadora de la realidad de las parejas en los diferentes etapas de la relación. Y, al final, llego a la conclusión de que es prácticamente imposible.

Según el sexólogo:

La mujer hace más inversión sentimental y se crea más expectativas que el hombre, por lo tanto, también suele ser la que se siente más desencantada si éstas no se cumplen y suele tomar la iniciativa de acabar una relación.

Las mujeres se enamoran de manera admirativa, alegrándose de los éxitos y progresos de sus parejas.

El hombre se enamora de los rasgos físicos y la comodidad relacional (poder estar con el otro sin divorciarse de uno mismo).

Los hombres se sienten intimidados por el éxito de sus parejas, por lo tanto, un exceso de valores en una mujer puede convertirse en un defecto a los ojos de una futura pareja.

En las mujeres, cuantos más valores tienen más dificulta que los hombres se enamoren de ellas. En los hombres, tener valores lo facilita.

Los hombres llegan a su cumbre sexual entre los 25 y los 30 años, las mujeres llegan a su mayor plenitud sexual entre los 45 y los 50 años.

En la madurez uno se enamora de las personas que le gustan dentro de las que le convienen.

Para que una relación tenga ciertas garantías debe cumplir tres reglas básicas.

• 1º acoplamiento sexual o código sexual compatible.

• 2º Una frecuencia válida para las dos partes (el que siempre toma la iniciativa llega un momento en que no se siente deseado, el que siempre acepta se acaba sintiendo acosado). No importa cuál es la frecuencia, pero debe de ser parecida en ambos.

• 3º Ritual: debe haber una buena concordancia en el proceso, si lo que le gusta al uno no le gusta al otro, el uno reprime lo que al otro no le gusta e inhibe su propia excitación.

Según estos datos, y por mi edad, debería gustarme para poder enamorarme y tener ciertas garantías de éxito un hombre:

Con un código sexual compatible, una frecuencia sexual parecida a la mía y un ritual concordante en el proceso. O sea unos ¿30 años?

Que me quisiese porque me necesita y que no se sintiese intimidado por mis valores, cosa que con 30 años veo difícil.

Es difícil querer a quien se quiere demasiado a sí mismo y también a quien se valora poco. Por lo tanto, con biorritmos tan distantes y expectativas tan dispares, está claro que es difícil elegir con la cabeza según las conveniencias, tendremos que seguir dejando que el corazón siga haciendo su trabajo aún a riesgo de equivocarse, después de todo quien no fracasa no madura.