miércoles, 28 de agosto de 2013

Incertidumbres

Agosto siempre ha sido un mes alegre y divertido donde recargar energía y dejar volar la imaginación para nuevos proyectos. Donde los días pasaban sin conseguir avanzar en la lectura de todos los libros y quehaceres que dejé pendientes para estos días. El propósito de aprovechar los ratos libres para hacer el doble de ejercicio y no permitir que los kilos de más de cada año se instalen en tu cuerpo, se olvida fácilmente ante las barbacoas, sardinadas, paellas, “ suquets” y demás encuentros gastronómicos que los amigos organizaban religiosamente en estas fechas, escusa perfecta para volverse a reunir aunque sólo sea una vez al año.

Otros años disfrutaba de las reuniones y largas sobremesas junto a la piscina del anfitrión de turno, este año sin embargo, reencontrarme con algunos de ellos no sólo no ha resultado agradable sino doloroso en muchos casos. Se acabó la complicidad de buscar un rincón tranquilo bajo la sombra de un árbol para compartir inquietudes y objetivos con los más afines, algunos de los cuales ya no tienen esa segunda residencia porque la mal vendieron intentando salvar su negocio.

Este año, la única sombra que planea sobre todos es la incertidumbre ante un futuro confuso y preocupante. Unos deprimidos por haber tenido que cerrar sus negocios o perdido su trabajo a pocos años de su jubilación, otros algo más tranquilos después de haber conseguido prejubilarse y ajustar al máximo su economía ante la nueva situación… Todos sin excepción preocupados por el futuro de sus hijos, asumiendo que si quieren crecer y consolidarse profesionalmente –o simplemente encontrar un trabajo con el que ganarse la vida– tendrán que salir del país una vez acaben sus estudios, con lo cual la familia quedará desestructurada, perderán el contacto y el poder disfrutar de sus nietos en un futuro.

Algún valiente intenta empezar de nuevo en países que en otros momentos se consideraban de segundo orden, donde la “marca España” o ser español no esté demasiado mal visto, ya que la visión en algunos de ellos es que muchos españoles dependen de servicios sociales o buscan comida en los contenedores para sobrevivir (desgraciadamente no andan tan mal informados).

Emigrar a Latinoamérica o África es habitual hoy día para muchos que no consiguen sacar adelante sus negocios, en un país donde el nepotismo se ha instaurado como algo normal, cada día es más difícil luchar contra las adversidades y, sobre todo, creer en un sistema que permite que muchos dirigentes corruptos, no sólo sigan ocupando sus cargos públicos sino que tengan la desfachatez de ofender nuestra inteligencia negando acusaciones con discursos para “memos”, en la certeza de que aunque no les creamos tampoco tenemos instrumentos para desbancarlos. Y, que en todo caso, si se consigue, siempre habrá algún puesto de “consejero” en alguna organización o multinacional de algún amigo, sueldo que (directa o indirectamente) seguiremos pagando entre todos.

Siempre he utilizado los últimos días de agosto para organizar mi agenda con ilusión después de haber “recargado baterías”, enriquecida por los intercambios de opiniones y la energía transmitida por personas con inquietudes similares. Este año, por primera vez, necesito descansar de las vacaciones, sacudirme las malas “vibraciones” recibidas, desconectarme de los telenoticias y los diarios, de los políticos y los banqueros, de los abogados y los jueces, del móvil y de internet…

Necesito oxigenarme, espero que unos días de contacto con la naturaleza sean capaces de reequilibrar la armonía que supuestamente debería haber reafirmado en vacaciones. Por si acaso me aseguraré de no “contaminarme” escuchando sólo a los animalitos del bosque, el sonido del viento entre los árboles y las gotas de lluvia sobre la hierba. Intentaré inaugurar la temporada de setas paseando por el bosque y si no es así, por lo menos disfrutaré del olor a tierra húmeda después de la tormenta… Y, con un poco de suerte, me encuentro al “Follet del Bosc” y me convierte en Ninfa, porque a este paso, más que a otro país necesitaremos emigrar a otro mundo.