domingo, 27 de octubre de 2013

Mi mayor sueño y mi peor pesadilla

Hoy hace cuatro años que el que debía haberse convertido en un bonito sueño hecho realidad se convirtió en una terrible pesadilla. Vídeo

Han pasado seis años desde que me propuse normalizar la sexualidad femenina fusionando los géneros romántico y erótico. Fomentar el diálogo entre hombres y mujeres en temas tan delicados y difíciles de abordar como son las relaciones íntimas.

Explicar a los hombres cómo funcionamos las mujeres, nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestras respuestas fisiológicas; las de verdad, no las que fingimos muchas veces queriendo parecernos a esas mujeres que nos han transmitido a través de imágenes surrealistas y relatos engañosos.

Tranquilizar a las mujeres que se creían “raras” por no sentir, desear o disfrutar como ellas pensaban que debían hacerlo, condicionadas también por falta de información real y fiable. Ayudarlas a comprender el “funcionamiento” masculino y sus propias reacciones.

Cuatro años ya de la presentación de mi primera novela “El reencuentro, ¿cómo aman las mujeres? , Éxito de asistencia y ventas en un evento de este tipo, la satisfacción de recibir correos de hombres que confesaban haber entendido algunas cosas totalmente incomprensibles para ellos hasta ese momento, haber llorado y haberse excitado con los relatos.

Momentos de gloria cada vez que una mujer me decía sentirse totalmente identificada con la protagonista, una mujer normal a las que todas decían parecerse aunque no siempre se habían atrevido a demostrarlo. Yo misma era la primera en identificarme y eran mis propios sentimientos los que narraba en cada una de las escenas. La certeza que ese era el buen camino para una educación sexual sana y real.

En los últimos años he visto impotente como aparecían en el mercado literaturas mal llamadas eróticas, y que en algunos casos rayan la porno-ficción. Cómo crecía la violencia de género fomentada por roles de mujeres sumisas y hombres dominantes, cuando no violentos, perfilados en l@s protagonistas y las artes “amatorias” de ést@s.

La impotencia de ver que el proyecto que pretendía poner en marcha, que no era otro que dignificar un género bastante mal tratado (aunque tal vez debería decir maltratado) fuese aceptado con normalidad por hombres y mujeres.

Aún ignoro cuál ha sido la verdadera razón de que se quisiesen apartar del mercado mis novelas, pero durante estos cuatro años he aprendido mucho; sobre la codicia, la rivalidad, la maldad, el odio, la mezquindad… Y todo ello me ha hecho más fuerte, más libre, más consciente de mis actos.

Por todo ello doy las gracias a las personas que están detrás de toda la trama surrealista que pretendió acabar con mis novelas… Muchas, muchas gracias a todas, porque ahora soy mucho más fuerte y eso me permitirá empezar de nuevo con mucho más tesón e ilusión que antes.