Novela "Carmín, el lado oculto"
Este libro no debería haber sido escrito nunca, porque estos hechos no deberían haber sucedido jamás. Es por ello que cederé los derechos de autor de la versión Kindle a la ONG Carmín-MGF, con el objetivo de poder dedicar los ingresos obtenidos a la construcción del primer Centro Carmín en Casamance (Senegal). Un colegio donde, a través de a educación, se trabajará para evitar la mutilación genital femenina a la que muchas niñas son sometidas. Espero que sea el inicio de un trabajo que permitirá avanzar en la erradicación total de la ablación en generaciones futuras.
Compartir esta historia se convirtió en un acto de rebeldía en un momento de extrema fragilidad, un intento desesperado de dar a conocer un sistema donde la verdad y la justicia no siempre tienen que ver con la ley. Donde las ilusiones y el esfuerzo para defender aquello en lo que uno cree y lucha por conseguir, muchas veces no tiene el resultado esperado y puede verse truncado en cualquier momento por las malas artes de personas, que por envidia, intereses económicos u otras razones más abyectas, deciden acabar con los sueños de los demás.
Defender los ideales en los que se cree en un sistema cada vez más decadente y corrupto, donde la ambición y la soberbia se imponen, es cada día más difícil. No es fácil aceptar las imposiciones de algunos que, utilizando las argucias legales por el simple hecho de tener más recursos, pueden conseguir lo que desean. Hundir a otros más débiles o enriquecerse vilmente, es factible hoy día y, además, con total impunidad muchas veces.
¿Cómo lo más obvio puede pasar inadvertido? ¿Cómo por dinero o alguna razón más perversa alguien puede poner en juego su reputación profesional y presentar pruebas falsas en juicios sin sentido? ¿Porqué algunos jueces no estudian todos los documentos aportados, o dan credibilidad sólo a aquellos que creen más relevantes dependiendo de la notoriedad de quién los presenta?
Idealista como siempre he sido, creí en los valores que se me inculcaron desde la infancia, donde con esfuerzo y mucho trabajo podrías conseguir alcanzar tus sueños; lejos de la realidad que les tocó vivir a nuestros padres, supervivientes de una posguerra donde el servilismo y la sumisión eran necesarios para sobrevivir día a día. Impotente, descubrí que muchas cosas no han cambiado en absoluto, se sigue premiando el amiguismo y no la meritocracia, los favores se pagan con favores aún mayores que casi siempre tienen que ver con las malas artes y el “abusismo”, económico, profesional, político, etc.
Inicié mi andadura literaria gratamente sorprendida de la buena acogida que tenía mi primer libro –de género romántico-erótico– por parte de los lectores; demostrando que el lector estaba preparado para relatos donde la sexualidad fuese una faceta más de nuestra vida, alejados de narraciones fantasiosas e imágenes poco realistas que sólo consiguen crear falsas expectativas e insatisfacción en los lectores.
No duró demasiado mi ilusión al comprobar que los lectores no podían encontrar la novela en las librerías. Había creído que me introducía en un mundo intelectual, culto y glamouroso, pero no tardé en descubrir que en muchos casos no era así. Los libros que triunfan no lo hacen porque sean mejores que los demás, de tal manera que hay libros muy dignos que acumulan polvo en las estanterías de las librerías porque nadie los conoce, sino porque una editorial decide apostar para que se vendan o no, con campañas de marketing que nada tiene que ver con su calidad e incluso incurriendo algunas veces en falta de responsabilidad social al hacer circular escritos como si fuesen actitudes totalmente normales y deseables, aunque su influencia sea totalmente nociva y pueda crear normas de conducta perjudiciales para la sociedad.
Tuve que someterme a la gestión que se hizo de mi primera novela, comprobar desesperada como los lectores no podían encontrarla en los establecimientos donde supuestamente estaban a la venta. Y, cuando recuperé mis derechos de autor, asistí impotente al secuestro de las dos novelas que tenía en el mercado por culpa de un proceso judicial, plagado de falsas acusaciones e invención de datos totalmente surrealistas. ¿Casualidades?, ¿confabulación? Espero que algún día se pueda esclarecer y que todas las personas que han participado en esta Kafkiana historia, de mutuo acuerdo o individualmente, paguen por todos los perjuicios que me han causado.
No ha sido fácil revivir mientras recordaba el calvario de estos últimos años, las dificultades económicas, los problemas de salud y la implacable persecución que he sufrido. También ha sido difícil mantenerme fiel al estilo que inicié de novela romántico-erótica, sobre todo porque esta vez la protagonista de las escenas sexuales era yo misma y no es fácil vencer el pudor de compartir algo tan íntimo, narrándolo además con todo detalle.
Confío que el esfuerzo sirva para poner en evidencia y castigar a aquellas personas que han participado, con las consecuencias personales y profesionales que ello pueda comportar. Y, sobre todo, que ello sirva para que nadie más sea perjudicado por quienes, conscientes de su poder, no dudan en inventar pruebas para conseguir sus objetivos.
Si lo deseas puedes leer el primer capítulo
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